- Hola. No tienes buen aspecto esta mañana...
- Tengo la garganta fatal. Creo que me ¡cought!...
voy a meter en la cama.
- Yo descubrí un remedio infalible para la garganta. Cuando me noto los
primeros síntomas voy a mi casa y le hago una mamada a mi marido. Es milagroso,
pruébalo.
- ¿Tú crees?
Al día siguiente...
- ¡Vaya, ya has vuelto! ¿Estás mejor?
- ¡Estupendamente! ¡Tu remedio ha sido formidable!
- Tu marido no podía creer que fuera idea tuya.